Nadie podía prever esta pandemia. Nadie podía prever que nada será igual. Hasta que podamos conseguir una vacuna, los fallecidos se van a contar por cientos de miles en el mundo.
Nadie duda que la salud es la prioridad y que todas las medidas deben encaminarse a este objetivo, que haya los menores afectados posibles. Pero, si es importante la salud del personal sanitario, del asistencial a los mayores, y de los trabajadores (cerrando actividad no esencial), también lo es, la de los olvidados: del entramado empresarial de pymes y autónomos que están haciendo que el país funcione, sin los medios de protección necesarios.
8 de cada 10 empresas de España tiene menos de 2 trabajadores, y el pequeño empresario y autónomo está al pie del cañón como cualquier trabajador (más de la mitad de los autónomos son autónomos societarios, es decir, propietarios de pymes a los que se les obliga a estar en el RETA). Son los que están abriendo para que podamos comprar alimentos y medicinas, los que no están encontrando ningún equipo de protección para poder seguir haciendo su trabajo, los que hacen la distribución en las peores condiciones, los que están colaborado y fabricando el material sanitario que no aporta el Gobierno, y tantos otros que rayando el heroísmo están suministrando y protegiendo a la sociedad.
Pues a esos, es a los que éste Gobierno no está apoyando como debiera. Se está demonizando al empresariado como si estuviera permanentemente despidiendo gente, cuando la mayoría está codo con codo con sus trabajadores. Se toman medidas para estos últimos (paro completo, no despido, permisos retribuidos) pero para los que están al pie del cañón, no. Únicamente se les ofrece la opción de que, si cesan o baja mucho en su actividad, darles seiscientos y pico euros, pero deben seguir pagando los gastos, los alquileres, los salarios. El Gobierno dice: si tienes problemas endéudate, pide un crédito, que ya te avalamos una parte, pero endéudate y sigue pagando. Por supuesto, sigue pagando impuestos que, si no, no recaudamos para mantener el Estado.
Hay que acompañar a las medidas sanitarias de medidas económicas para salvaguardar a la sociedad. La economía no es un grifo que se abre y se cierra. Ante una situación excepcional como ésta deben tomarse medidas excepcionales por el Gobierno, y debe ser el Estado el que aporte la liquidez por la falta de ingresos de las pymes y autónomos, pero no con avales y vacaciones a recuperar. Eso es cargar el problema a las pymes y autónomos. Hay que inyectar dinero real, tesorería para pagar. Es el Estado el que debe endeudarse y trasladar el dinero, la liquidez, a las pymes y autónomos para no parar la economía.
En la mayoría de las empresas no se puede improvisar el teletrabajo, no se puede parar de producir de un día para otro.
No es normal que anuncien medidas el sábado por la mañana y no se publiquen hasta las doce de la noche del domingo, provocando confusión máxima, sembrando la fundada sospecha de que el tiempo se ha perdido en discusiones partidistas que a nadie importan en estos dramáticos momentos.
Desgraciadamente, la situación se va a prolongar, pues no hemos llegado al pico de la pandemia, y vamos a llevar tres semanas. Nos queda otro tanto de bajada y alguna semana de prevención para no reactivar contagios. Mínimo dos o tres meses en el mejor de los casos.
Con el temor al contagio, ¿alguien piensa que al día siguiente todos vamos a salir a la calle a gastar y comprar?, ¿alguien piensa que la recuperación del turismo va a ser instantánea?
Si alguien cree que se aprieta un botón y todo va a volver a funcionar igual, está equivocado. O se corrige el rumbo y se adoptan medidas de apoyo real a las pymes y autónomos, o el panorama va a ser muy sombrío y la recuperación muy lenta.
El comportamiento de la sociedad española está siendo ejemplar y solidario; no la defrauden anteponiendo sus frentismos egoístas, y recuerden, señores y señoras del gobierno de España, que su obligación es demostrar que son capaces de gobernar pensando sólo en el bien de los ciudadanos.
Nadie podía prever esta pandemia, pero sí gestionarla mejor.
Aurelio López de Hita, presidente de CEPYME Aragón.