Ante la futura reactivación de la actividad comercial, la Federación Consejo de Comercio de CEPYME Zaragoza reclama apoyo económico para el sector, ya que las empresas tendrán que hacer frente a importantes cargas económicas para implantar las más que probables medidas de protección a las que se les obligue.
Como consecuencia de la suspensión de actividades decretada con motivo de la crisis sanitaria del COVID-19, los empleados por cuenta ajena y autónomos dependientes de las mismas, pasaron a formar parte de Expedientes de Regulación de Empleo Temporal -ERTES- y ceses de actividad respectivamente, ambos por causas de fuerza mayor. La vigencia y, por lo tanto, el cobro de prestaciones, permanecerá mientras dure la eficacia del Decreto que obligó a la suspensión y cierre de locales de estas actividades.
Pero dicho lo anterior, y puestos en el escenario del levantamiento de la suspensión de las actividades y reapertura de los locales, sin duda ésta, en una primera fase, se producirá con importantes restricciones y afecciones para el desarrollo de la actividad habitual.
En primer lugar, es previsible que el acceso de público a los locales sea limitado en función a la superficie de los mismos para garantizar en todo momento las distancias de seguridad entre clientes, lo que obligará a los titulares de las actividades a efectuar un control permanente del aforo del establecimiento, siendo responsables de ello en todo momento.
Asimismo, en el interior de los locales se deberá disponer de los elementos de protección necesarios, que así se determinen para el uso obligatorio de las personas que accedan a los mismos, como dispensadores de geles, guantes, etc…
También se deberán observar las medidas de protección necesarias para los trabajadores, proveyéndoles de sus propios medios de protección, dado el carácter público de los centros de trabajo: mascarillas, guantes, instalación de barreras que garanticen la distancia mínima, etc…
Finalmente, es probable, que, en función de cada actividad, sea exigible con cierta periodicidad la realización por empresas especializadas de trabajos de desinfección de los locales.
Del cumplimiento de todas estas medidas que garanticen la seguridad, tanto de los clientes como la de los trabajadores, serán responsables los titulares de las actividades, frente a cualquier inspección o denuncia que pueda efectuarse.
Además de lo anterior, es previsible que, durante un tiempo, no se restablezca el nivel de operatividad habitual de las actividades, fundamentalmente porque la afluencia de clientes también se irá produciendo escalonadamente, entre tanto se gana confianza y recupera la normalidad.
Ante estas circunstancias, FECOM considera fundamental seguir contando con el apoyo económico a estas actividades, ya que como queda expuesto, por una parte éstas tendrán que hacer frente a las cargas económicas que represente la implantación de todas las medidas requeridas para el ejercicio de la actividad y, por otra, no se recuperará la actividad habitual durante un tiempo, ya que la afluencia a los establecimientos seguirá siendo muy limitada y los propios clientes se irán incorporando progresivamente, sin olvidar que todavía continuarán las restricciones en la movilidad de las personas.
Será pues absolutamente necesario que los ERTES de trabajadores afectos a estas actividades continúen en vigor, aún cuando se vayan “rescatando” progresivamente los trabajadores incluidos inicialmente, ya que no será viable económicamente disponer de la totalidad de las plantillas desde el primer día, a tenor del nivel de actividad que se genere, según lo expuesto, debiendo arbitrarse criterios objetivos que permitan acomodar la incorporación a la actividad laboral a la realidad en cada momento.
También deberán garantizarse, en todo momento, por parte de la Administraciones Públicas, la disponibilidad de los elementos de protección exigibles, para el desarrollo de las actividades en base a los criterios expuesto.