El Consejo de Ministros ha aprobado el Real Decreto por el que se fija elevar la cuantía del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) hasta los 1.080 euros brutos mensuales en 14 pagas, hasta los 15.120 euros brutos anuales, tras el acuerdo alcanzado con las organizaciones sindicales CCOO y UGT.
Con esta nueva cuantía, el salario mínimo aumenta un 8% y supone un incremento del 47% en los últimos cinco años.
El real decreto que acaba de aprobarse también fija el salario mínimo de las personas trabajadoras eventuales y de las temporeras y temporeros, cuyos servicios a una misma empresa no excedan de ciento veinte días, para los que en ningún caso la cuantía del salario podrá ser inferior a 51,15 euros por jornada.
En el caso de la relación laboral de carácter especial del servicio del hogar familiar, se fija el salario mínimo de las empleadas y empleados del hogar que trabajen por horas, en 8,45 euros, por hora efectivamente trabajada.
Este incremento se aplica con carácter retroactivo al 1 de enero de 2023.
Además de las reglas habituales de aplicación de la compensación y absorción (art. 3), se regula igualmente en su Disposición Transitoria única los supuestos de no afectación de la nueva cuantía del salario mínimo interprofesional en las referencias contenidas en normas no estatales y relaciones privadas.
CEPYME critica la subida
Desde CEPYME, compartimos la necesidad de actualizar el SMI con subidas moderadas, acordes a la situación de la economía y de las empresas. Pero subidas drásticas como esta tienen evidentes consecuencias sobre el empleo y la competitividad de las compañías, especialmente de las pymes.
Desde la organización empresarial se ha actualizado el Informe sobre el Salario Mínimo del que destacan los siguientes aspectos:
- Desde el año 2016, el SMI ha subido un 64,8% (de 655 a 1.080 euros). Este incremento contrasta con la evolución que ha tenido la productividad de las pequeñas y medianas empresas en nuestro país, que ha caído un 3,6% desde 2016 y tampoco tiene en cuenta la situación económica que estamos atravesando, con aumentos de costes superiores al 23% para las empresas de menor dimensión.
- Estas subidas afectan de manera muy especial a las pymes, cuya productividad en el caso de las de menor tamaño es tres veces menor que la de las empresas de más de 250 trabajadores, situación que se agrava por sector y territorio, afectando de forma distinta a sus márgenes y rentabilidad, y, por tanto, incidiendo en mayor medida a las de menor estructura. La menor competitividad de estas empresas dificulta, en términos generales, la posibilidad de repercutir el aumento de los costes salariales al precio final.
- Este incremento afecta de manera especial a las empresas pequeñas, aquellas que tienen menos de 50 trabajadores, donde el SMI superará el 70% de su salario medio. Ello se debe a que el salario medio en la pequeña empresa es de 1.535 euros frente a los cerca de 1.800 euros en los que ronda el salario medio global.
- Los datos de los que disponemos en CEPYME revelan que La subida del SMI afecta a más de 2 millones de trabajadores. Pero a ello hay que sumar el efecto arrastre que este incremento genera en los salarios que están en las franjas bajas, provocando nuevos incrementos de costes para las empresas. Casi al 40% de las pymes (empresas con asalariados) se van a ver afectadas por este incremento.
- Entre 2017 y 2022, el salario mínimo español aumentó un 41,3%, el mayor incremento entre los países europeos más desarrollados. Proporcionalmente, el salario mínimo español es el más alto de Europa, situándose en el 54,8% del salario medio, mientras que en la mayoría de los países europeos no alcanza todavía el 50%.
- Por territorios, en 24 provincias supera el 65% de su salario medio, en 13 supera el 70%.
- Las últimas subidas del SMI han provocado la desaparición de 217.500 puestos de trabajo. El fuerte aumento del salario del salario mínimo desde 2018 ha provocado que 71.600 trabajadores hayan perdido su empleo y que se haya evitado la creación de 145.900 puestos de trabajo. El impacto en el empleo incide especialmente en los trabajadores con menor cualificación, en los jóvenes y en las mujeres