Fundación MAPFRE y CEPYME Aragón han organizado hoy una jornada técnica con el objetivo de analizar la figura del trabajador autónomo, los riesgos que le afectan y cómo debe tratar y gestionar sus medios.
En dicho encuentro han intervenido el presidente de CEPYME ARAGÓN, Aurelio López de Hita; el Profesor del Instituto de Empresa, Fernando Amigo, e Isabel Eguillor Garayoa, representante territorial de Fundación MAPFRE en Aragón, que ha presentado la Guía para la protección del trabajador autónomo.
En la apertura de la jornada Aurelio López de Hita ha destacado que “el autónomo crea mucha riqueza pero también necesita mucho apoyo en el aspecto financiero, laboral y legislativo. Es la figura más desprotegida del mundo empresarial ya que su principal riesgo es su propia fragilidad”.
Por su parte, Fernando Amigo ha ofrecido en su ponencia una panorámica del trabajo autónomo en Aragón y ha abordado los retos y oportunidades que tienen los autónomos.
Panorama actual de los autónomos en Aragón
En Aragón hay 106.437 personas que cotizan en el RETA, que representan que representan el 3,2% del total nacional, de los cuales el 60,2% son trabajadores autónomos personas físicas.
El resto (42.391) son autónomos integrados en sociedades mercantiles, cooperativas u otras entidades societarias, colaboradores familiares o parte de algún colectivo especial de trabajadores.
El perfil mayoritario del autónomo aragonés se encuentra en el sector servicios, importante presencia en la agricultura, sin asalariados a su cargo, con una sola actividad, varón de 40-54 años (importante presencia mayores de 55), español, que lleva 5 años o más en su negocio, y que cotiza por la base mínima de cotización.
Según algunas encuestas recientes en Aragón y en el resto de España, el clima de negocio es percibido como positivo, aunque no se considera del todo satisfactorio.
Sin embargo, existen una serie de aspectos que preocupan a este colectivo como el acceso a instrumentos de financiación, subvenciones y ayudas, necesarias para la innovación y la apertura de nuevas líneas de negocio; la formación y profesionalización como elementos importantes para la mejora del rendimiento y la competitividad.
Además, les preocupa la morosidad (pública y privada), así como las trabas administrativas y legales, para asegurar la continuidad del negocio y la estabilidad en el empleo. La equidad en el tratamiento laboral de la actividad y las prestaciones sociales (inactividad, pensiones, etc.). Por último, el proceso de digitalización de sus empresas motivado por el intenso ritmo de innovación tecnológica, que es quizá el reto más relevante y difícil de abordar.
Guía para la protección del trabajo autónomo
Respecto a la Guía, Isabel Eguillor Garayoa ha destacado que es una publicación que define los tipos de riesgo a los que se enfrenta un autónomo, así como las personas o elementos de su negocio que debe proteger. En concreto, en relación a su naturaleza los riesgos se agrupan en dos grandes categorías:
- De negocio. Directamente relacionados con las actividades empresariales y pueden dar lugar a pérdidas o beneficios.
- Accidentales (o puros). Puede tratarse de un incendio, robo o accidente laboral y solo dan lugar a pérdidas.
Analizados en relación al daño que producen, el autónomo está expuesto a:
- Riesgos sobre las personas. Se refieren, fundamentalmente, a los accidentes en el trabajo y las enfermedades profesionales.
- Riesgos sobre el patrimonio. Afectan a los activos materiales e inmateriales que posee la empresa: los inmuebles, el mobiliario, la maquinaria, las materias primas, etc.
- Riesgos sobre la responsabilidad. Son obligaciones derivadas de reclamaciones por daños ocasionados a terceros perjudicados.
- Riesgos sobre los ingresos. Son aquellos que afectan a los resultados de gestión derivados de la posible paralización de la actividad empresarial.
En este sentido, la Guía aconseja para el autónomo protegerse frente a todos estos riesgos que, si no se gestionan adecuadamente, pueden poner en peligro la existencia de cualquier empresa.
El documento aporta tablas y casos prácticos como, por ejemplo, un test de nivel de protección frente al robo o una tabla que clarifica las pensiones medias que recibe el autónomo ante contingencias como jubilación, viudedad, incapacidad, etc.
La Guía incluye 10 recomendaciones para reducir los riesgos relacionados con la actividad de estos profesionales:
- Prevenir
- Asegurar
- Analizar
- Asesorarse
- Resolver
- Archivar
- Actualizar
- Contactar
- Actuar
- Confiar
El documento forma parte de la colección de Guías Divulgativas que Fundación MAPFRE viene editando y puedes descargarlo de forma gratuita en este enlace.